jueves, 25 de julio de 2013

LA MAGIA DEL ORYX 4



CAPÍTULO 4
 
 
Al día siguiente, los dos hermanos se dirigieron hacia el siguiente templete, en las cavernas de Alior. Habían recorrido mucho camino bajo un sol sofocante, cuando Nyx aburrido sacó la pequeña flauta y sopló. Una única nota salió del pequeño instrumento y resonó  en el campo; un momento después brilló una extraña luz blanca y frente a ellos se materializó un espléndido unicornio. Era más grande que un caballo y de un blanco resplandeciente, de su frente brotaba un largo cuerno en espiral tan afilado como un cuchillo. El animal se acercó a Nyx dócilmente y bajó la cabeza invitándole a subir, éste miró a su hermano asombrado.
—Parece que has hecho un buen negocio por tu mechón de pelo —sonrió Artus ayudando a subir a Nyx al alto unicornio. Después subió él de un ágil salto, colocándose detrás de su hermano y rodeándole con un brazo la cintura mientras que, con la otra mano, sujetaba las crines del animal.
En cuanto ambos estuvieron preparados, el unicornio comenzó a galopar con una ligereza y rapidez sorprendente.
—¡Qué tonto he sido! —se lamentó Nyx—. Podía haber probado la flauta mucho antes y habernos ahorrado esa caminata bajo el sol.
—No te quejes y disfruta de tu buena suerte.
Avanzaron a gran velocidad hasta el atardecer. Entonces, el corcel se detuvo y bajó la cabeza otra vez. Los dos hermanos bajaron y el blanco unicornio se desvaneció con otro estallido de luz.
—¿Por qué ha desaparecido? —le preguntó Nyx al mago.
—Supongo que, al ser una criatura mágica, sólo tendrá un tiempo limitado para servirte —contestó Artus—. Será mejor que sólo utilicemos la flauta cuando nos haga realmente falta, ya que no sabemos cuánto tiempo tarda en recuperar su poder.
—¡Oh, no! Otra vez tenemos que caminar —se quejó Nyx que había disfrutado enormemente con la cabalgada.
—No protestes —le dijo Artus dándole un capón—, gracias al unicornio hemos ahorrado mucho tiempo, y enseguida llegaremos a Cyrsis.
Llegaron a la ciudad al anochecer y buscaron una posada para pasar la noche. En el barrio de los artesanos encontraron una que les pareció adecuada; se llamaba La sirena varada y su especialidad era el pescado, así que los dos hermanos cenaron truchas ahumadas con salsa de nueces y guisantes.
Nyx engulló el pescado con una rapidez alarmante ya que Cyrsis era famosa por sus representaciones teatrales y él no estaba dispuesto a perderse el espectáculo. Artus parecía comer con relativa calma, sin embargo terminó a la vez que su hermano y ambos salieron a ver la representación.
Cuando llegaron, había ya mucha gente y tuvieron que colocarse muy atrás. Artus, con su elevada estatura no tuvo ningún problema en ver la representación pero su hermano pequeño sólo veía cabezas.
—No veo nada —se quejó desilusionado.
—Oh, muy bien —suspiró Artus agachándose—. Sube a mis hombros.
Nyx se encaramó en la espalda del mago con la felicidad pintada en el rostro y Artus se irguió sin ningún esfuerzo.
Una vez terminada la representación, regresaron paseando lentamente a la posada. Nyx miró a su hermano con envidia.
—¿A qué edad te hiciste tan alto? —le preguntó de repente.
Artus le miró sorprendido.
—No lo sé exactamente. Ocurrió sin que me diera cuenta.
Luego, comprendiendo a dónde quería ir a parar su hermano, continuó algo vacilante.
—Nuestro padre era muy alto y yo me parezco a él. —Miró a Nyx—. Tú te pareces más a nuestra madre, que era delgada y pequeña.
—¿Quieres decir con eso que siempre voy a ser un canijo enclencle? —preguntó el niño preocupado.
—Yo no he dicho eso —se apresuró a corregirlo Artus—. Eres bastante alto para tu edad, además quién sabe lo que llegarás a crecer dentro de unos años.
Nyx se quedó pensativo un momento, pero enseguida sonrió y cogiendo a su hermano de la mano, tiró de él.
—Apresúrate, si nos damos prisa todavía podremos comer algo antes de acostarnos.
Artus le miró asombrado y movió la cabeza sonriendo, su hermano nunca cambiaría.
Al amanecer abandonaron Cyrsis y después de cuatro días de marcha llegaron a las cavernas de Alior.
—Escúchame con atención —dijo Artus a su hermano con el rostro muy serio—. Quiero que sujetes mi brazo y no lo sueltes bajo ningún concepto.
Nyx asintió impresionado por la seriedad de su hermano y se agarró del brazo izquierdo de Artus, que avanzó hacia el interior de la caverna pronunciando un hechizo mentalmente. En cuanto entraron, la oscuridad se hizo absoluta pero al momento apareció en la mano de Artus una esfera que relucía tenuemente. Era la máxima luz que se podía lograr en las cavernas de Alior. Con la otra mano, el mago iba marcando las paredes con una línea de luminosidad apenas distinguible.
Avanzaron en esta oscuridad, apenas atenuada, durante aproximadamente dos horas que le parecieron eternas a Nyx. De pronto, notó un brillo un poco por encima de él; el brillo se acercó algo más, flotando entre las tinieblas y Nyx distinguió un pequeño pez plateado que parecía nadar en un mar de negrura.
Poco después, apareció otro dorado y más abajo, otro más que parecía reflejar todos los colores del arco iris.
El niño los miró maravillado y, por un momento, soltó la manga de su hermano. Enseguida intentó volver a sujetarla pero ya no estaba allí; miró a su alrededor pero todo era oscuridad, los peces habían desaparecido y su hermano también.
Iba a llamar a Artus cuando una vibración extraña en el aire se lo impidió y se sintió impelido a avanzar como si unos hilos invisibles tiraran de él.
De pronto, vio una alta figura justo en frente y Nyx creyó que era su hermano, pero enseguida se dio cuenta de que era otra persona, que poseía una tez blanca, facciones perfectas y con un extraño brillo rojizo en los negros ojos. El misterioso ser abrió los brazos, invitándole a acercarse y como antes, los hilos invisibles le obligaron a avanzar. Cuando llegó junto a él, dos alas se extendieron desde su espalda; eran como las alas de un murciélago y de un negro brillante y en el momento en que los brazos de acero rodearon a Nyx, las alas le envolvieron.
Al muchacho todo le había parecido un sueño hasta que sintió un lacerante dolor en el cuello, al penetrar en él, dos afilados colmillos que enseguida empezaron a absorber su sangre con ansia. Nyx intentó soltarse pero los brazos del ser le apretaron hasta dejarle casi sin respiración. Estaba a punto de desmayarse cuando notó que el terrible abrazo se aflojaba y que los colmillos se retiraban de su garganta.
Artus disparó un rayo de energía contra el vampiro y cogió a su hermano entre sus brazos antes de que cayera al suelo. Se alejó un poco del cadáver de la criatura y depositó suavemente en el suelo a Nyx.
—Nyx. ¡Nyx! —le llamó hasta que el chico abrió los ojos—. ¿Cómo estás?
—No tan mal como parezco —respondió débilmente, al ver la ansiedad en el rostro de su hermano.
—Oh, Nyx. Creí volverme loco de preocupación cuando desapareciste. ¿Por qué te soltaste? —le preguntó con irritación, pero se interrumpió y le acarició el cabello—. Bueno, eso no importa ahora.
Cogió un trozo de tela limpia y rodeó con él el cuello de Nyx para que las heridas dejaran de sangrar.
—Lo siento —dijo el niño con un hilillo de voz.
—Te he dicho que no importa. No pienses más en ello —dijo Artus suavemente y se concentró en preparar un poco de sopa de avena, intentando no pensar en el peligro que había corrido su hermano, ni en la angustia que había sentido él cuando se dio cuenta de que Nyx no estaba a su lado.
—Tómate esto. —Le incorporó apoyándole sobre su hombro e hizo que se comiera toda la sopa, después volvió a recostarlo sobre su gruesa capa de viaje, tapándole con la de Nyx—. Ahora duérmete.
Nyx le obedeció; cerró los ojos y casi al instante se quedó dormido. Artus se sentó a su lado vigilando las espesas tinieblas.
Después de varias horas, el hechicero sacudió suavemente a su hermano.
—Despierta —dijo ayudándole a incorporarse—. ¿Tienes fuerzas para proseguir?
—Creo que sí —respondió Nyx intentando que su voz no sonase débil.
—Está bien. Tenemos que llegar hasta el templete. —Artus le miró preocupado—. ¿Estás seguro de que puedes hacerlo?
—-Claro que sí.  —Le sonrió Nyx con optimismo. Y aunque algo mareado consiguió ponerse de pie, apoyándose en el brazo de su hermano.
De esta forma, avanzaron en la oscuridad siguiendo la tenue fosforescencia que había dejado marcada el mago en la pared. Nyx intentaba sacar fuerzas de flaqueza pero Artus prácticamente le llevaba en volandas.
Por fin llegaron al templete de obsidiana y Artus entró, después de dejar a su hermano sentado sobre una roca y salió tras un instante con la negra esfera, sin que Nyx hubiera podido distinguir ningún resplandor en la oscuridad reinante.
Tardaron varias horas más en volver a salir de la caverna, siguiendo las marcas luminosas de Artus, pero al fin, con su agotado hermano en brazos, el mago consiguió traspasar la entrada y salir a la cálida luz del día. Buscó un lugar adecuado para acampar y permanecieron allí hasta que Nyx estuvo completamente recuperado.


9 comentarios:

  1. Hola Minu. Esta vez si he estado al loro, jijijijij

    Este nuevo capitulo ha estado muy bien. Ni por asomo me iba imaginar que al hacer sonar la flauta, apareciera un unicornio, jajajaja.Me ha gustado la escena de la plaza cuando Nyx se queja de que no puede ver la representacion y Artur lo sube a sus hombros y como constatemente está pendiente de él. Y seguimos viendo que un poco despistado es, ya que le dice que no lo suelte y es lo primero que hace, ¿tendra esa mordida alguna repercusion?
    Bueno esperando el próximo capitulo y ver que nuevas aventuras les tocan atravesar a estos hermanos tan encantadores.
    Muchas gracias minu por compartir.
    Besosss

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  2. Hola, Ross. Lo de la flauta ha sido un chollo, jajaja. Gracias por comentar, besoss.

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  3. Minuu! Ha enamoré del vamnpiro de tez blanca! Puede ser benny? jajajajaja
    Este relato cada vez se pone mas emocionante! Me encanta las escenas de magia! Es como Harry Potterrr pero escrito por una amiga miaaaaaaaa
    Besosss

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    1. Jajaja, pero si es Benny ya está muerto porque se lo ha cargado Artus. Y yo que pensaba que le tenías tanto cariño...

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  4. Hola, Minu.
    No me esperaba que la flauta resultara tan útil, jeje
    Espero que Nyx no sufra ningún daño permanente a causa de la mordida del espeluznante vampiro ;p
    Cada vez la historia se pone mejor.
    Gracias por el capi.
    Besos

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    1. Gracias, Ana. Se me había pasado contestarte, perdona. Tanto sospechar del pobre gnomo y le ha dado un regalo estupendo a Nyx, jajaja. Besoss.

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    1. Jajaja, Saito os ha pegado a todos su obsesión con Benny. A mí también me encanta Alejandro Casona, y otra de mis obras favoritas es "Prohibido suicidarse en primavera". Voy a ver si la subo un día de estos a la Gata Curiosa.

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